Como docente de jóvenes en la Pontificia Universidad Católica de Chile en la asignatura de Comportamiento Organizacional, he podido atender con mayor profundidad las dinámicas que regulan la conducta adentrándome en evidencias científicas que nos van dando luces acerca de cómo crear contextos que guíen y orienten el comportamiento humano en la línea de optimizar el despliegue del máximo potencial de personas y equipos.
El Impacto de la Capacitación
En este contexto, desde el punto de vista del desarrollo organizacional, la capacitación ha demostrado empíricamente tener un impacto significativo en el desempeño laboral.
Ha evidenciado ser eficaz en promover comportamientos deseados no solamente en la línea técnica sino principalmente en el desarrollo de habilidades que potencian resultados a partir de la aplicación de fortalezas personales en el puesto de trabajo y la gestión de climas de bienestar que promuevan emociones positivas y contextos de óptimos aprendizaje e interacción.
Una capacitación efectiva que impacte en estos factores no solo promueve el logro de las metas organizacionales sino a la vez orienta hacia resultados excepcionales, junto con demostrar mejores niveles de salud mental y física en los colaboradores.
El Rol del Líder
En este contexto, evidencias científicas también relevan el rol del líder en la gestión del clima de bienestar y gestión efectiva de conflictos lo cual se traduce tasas menores de rotación, licencias médicas y comportamientos contraproducentes al interior de las organizaciones.
Bajo esta perspectiva, el rol del líder efectivo ha sido igualmente foco de estudios en la era actual, relevando la importancia de su formación en cuanto a conocerse a sí mismo y a perfilar el propio estilo de liderazgo.
Estudios señalan también que ha de darse tiempo para identificar las fortalezas de su equipo y mostrarse equitativo con sus colaboradores, estando siempre atento a promover interacciones e intervenciones que prevengan oportunamente conflictos y potencien la sinergia de sus equipos.
En el contexto organizacional se dice que el “líder del siglo XXI“ se asemeja al rol que ejerce un director o directora de orquesta. Esto significa que – junto con abocarse a que cada uno de sus músicos “suene bien” – ha de buscar que el grupo se potencie, dando por resultado una armonía perfecta, mucho más allá de una simple suma de desempeños individuales.
El desafío es grande, pero los resultados han de ser espectaculares, mucho más allá de lo esperado.
Buscando impactar positiva e integralmente en sus equipos, el líder ha de capacitarse para ejercer ese rol con la confianza de que adquirirá las habilidades necesarias para cumplir con éxito metas personales y organizacionales.