Tradicionalmente, la psicología ha centrado su interés en el estudio de la enfermedad, los trastornos mentales y el alivio de los estados negativos relacionados con el malestar. Sin embargo, en las últimas tres décadas ha cobrado relevancia el estudio del bienestar, como un estado multidimensional, incluyendo aspectos físicos, mentales y sociales.
En este contexto, con el objetivo de estudiar científicamente el bienestar y los estados de flujo óptimos de las personas, en la década de los noventa el reconocido psicólogo Martin Seligman funda una disciplina complementaria al enfoque tradicional: la psicología positiva, definida como un enfoque psicológico que estudia científicamente cómo favorecer las emociones positivas y potenciar las fortalezas del carácter del ser humano, con el fin de vivir una vida plena y fluida.
El Bienestar Subjetivo
En un trabajo complementario con Seligman, el psicólogo Ed Diener desarrolla el concepto de bienestar subjetivo, definido como la síntesis de lo que las personas sienten, evalúan e interpretan respecto de lo que pasa en sus vidas.
El bienestar subjetivo suele ser evaluado a partir de dos aspectos interrelacionados: una parte cognitiva, la denominada satisfacción con la vida o satisfacción vital, referida a la valoración positiva y global que las personas tienen respecto de su propia vida, lo que correspondería a un juicio relativamente estable.
Una segunda parte del bienestar subjetivo es su componente afectivo, influenciado por las llamadas emociones positivas, aquellas emociones gratas y cómodas de sentir, la cuales constituyen un estado de bienestar más transitorio dada la mayor variabilidad asociada con las contingencias de la vida.
Las Emociones Positivas y Coaching
Las emociones positivas han sido estudiadas científicamente en estas últimas décadas por psicólogos positivos como Barbara Fredrickson, quien, a través de investigación empírica, ha demostrado que un predominio de emociones positivas amplía el repertorio de pensamiento y acción de las personas, por lo que estas han de ser promovidas en ambientes educacionales y laborales.
En los últimos años, se ha evidenciado un aumento sostenido de investigaciones sobre el bienestar, identificando factores protectores, como autoestima, motivación, resiliencia, autoeficacia y optimismo, así como variables que lo afectan negativamente, tales como el estrés, ansiedad, depresión y las experiencias de violencia temprana.
A su vez, la psicología positiva, al identificar tres pilares fundamentales como focos de investigación – emociones positivas, fortalezas el carácter y organizaciones positivas – ha logrado posicionarse como un real aporte a la psicología contemporánea en la búsqueda científica de factores que midan y promuevan el bienestar, el florecimiento y la plenitud humana, tanto a nivel individual como colectivo.
Bajo esta perspectiva, una de las estrategias que ha demostrado ser efectiva para potenciar este trabajo es el proceso de Coaching individual que apunta a acompañar psicológicamente a personas en este crecimiento.
Maria Elena Vigneaux
Psicóloga y Coach